martes, 20 de abril de 2010

Me dió vergüenza

Me paré con zapatos blancos y medias blancas. Estaba vestida de verde y tenía una vela en la mano, la vela cubierta de carton para que la cera no me cayera adornaba como una estrella el escenario... se acercaba navidad y me dijeron que probablemente él vendría a verme. Todo olía a velas y a regalos y una vez formado el círculo dijeron nuestros nombres.

Entonces se encendieron las luces y pude ver con claridad mis zapatos sobre el escenario... lo busqué y no estaba, supe que su viaje se había retrasado y como en la mayoría de actuaciones no vendría. Pero esta era importante, era la última.

Llamaron uno a uno a los papás de cada niño y yo tuve un presentimiento y rogué que mi mamá viniera sola.

Pero mi mamá no vino sola, vino con ese señor que más de una vez la acompañaba cuando mi papá faltaba, no era mi papá pero caramba! que caballero era! imponente, un señor a paso firme que desde lejos me avorgonzaba, sentía yo que todos sabían que él no era mi papá... era demasiado grande como para serlo.

Caminó y se acercó a mí más seguro de hacerlo que mi propia madre, me puso la medalla en el cuello y me abrazó y a mí me dio vergüenza, me dió verguenza pero Dios sabe que de no haber estado el cómo se hubiese sentido mi madre.

Ese señor era Carlos, mi abuelo.

El que me recogía a las salidas y me compraba golosinas.
Y hoy, hoy me avergünzo de no estar ahí cuando me llamaste en la mañana, de no reconocerte de estar tan lejos.
Hoy me pongo roja, porque no se cómo rezar para que estes bien, porque busco otros motivos para sentirme bien.

No te vayas señor Carlos, que quiero más nidos contigo, que quiero que estes en mi graduación que ya no es la del nido, que quiero que me entregues mi diploma que quiero darte a tí unos aplausos por no dejarme sola por acompañarme por los apagones de sendero, en esos tiempos que era de invierno y encendías una vela y me decías "espera mamita", y yo esperaba, quiero que salgas con tus amigos, que pasen más domingadas, que te reúnas con el señor Miranda, que te espere mi abuelita con tu plato de la cena, que vayamos a pasear mirando casas, que me dibujes sapos y nos comamos un pan con mermelada.
Regresa por favor, que ya se que eres tú, que me llamaste y se que estas ahi, adentro de ese niño, de ese viejito estás tú y yo.. yo no me avergüenzo yo ya no me quejo yo te quiero, te juro que te quiero.

Amén


FOTO: Abuelo recoge a nieta

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