
FOTO: tontería
Hace mucho tiempo, cuando tenía 11 años cambié. Siempre me había gustado ser libre, llevarme bien con casi todos, hacer lo que me pareciera, ser bromista, alegre y en sí vivía tranquila y felíz.
Pero un día un grupo de personas empezaron a hacerme sentir muy mal, tal vez una o dos pricipalmente. Yo no sabía cómo reaccionar, sólo me reía y trataba de disimular mi enojo y mi dolor. Cada día era peor. Se burlaron de mí, envenenaron mi corazón y yo a los 11 años les desee la muerte. Nació en mí un sentimiento oscuro y perverso y lo único que deseaba era verlos sufrir.
Pasaba los días imaginando cómo asesinarlos, pensaba que estar en la cárcel o reformatorio iba a ser mucho mejor que saber ue seguían existiendo en el mundo. Yo odiaba. Mi alma estaba envenenada, y me miraba al espejo y no reconocía a la persona que estaba ahí. Había muerto la niña que era y ahora solo habían rencores.
Conforme pasaban los años de vez en cuando había algo que me reordaba ese sentir, ya nada era igual y todos los días eran grises, sentía que ser felíz era imposible, que yo no merecía eso.
Un día, y con mucho temor me enamoré de alguien, tenía 16 años, y fue la primera vez en muchos años que me sentí diferente. Me miré al espejo y había recuperado una parte de mí. Quería ser otra, quería hacer todo bien por esa persona que me daba una fuerza mágica y especial. Yo me sentía especial.
Entonces, pude comparar todos esos años de tormento odiando, sitiendo rencores, con mi vida en ese momento y me di cuenta que odiar sólo me había conducido a ser infelíz, a llorar por dentro, a ser muy dura con las personas que quería, a tener siempre algo feo que decir. Había repelido amigos, familiares y de pronto había resucitado de todo eso.
El amor, efímero, se va. Las enseñanzas quedan.
Decidí no odiar.
Han pasado muchas cosas... tantas... pero nunca volví a odiar. Una vez estuve tan cerca de hacerlo que me alejé de la persona cerca de un año y no llegué a odiarle.
Ahora, no puedo odiar a José. No lo haré, no me sale hacerlo... pero volver a ser la misma y confiar de la misma manera, eso ya no creo que pase, ni con él, ni con nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario