lunes, 29 de agosto de 2011

de estafas, de inglés y de mí

FOTO: Cualquier parecida con la realidad es MERA coincidencia


Hace un par de meses era una mujer hecha pedazos, débil y voluble, convencible abusable y buscaba formas de dejar atras un sentimiento que me hacia cada vez mas triste e insegura por la naturaleza de los hechos que los rodeaban.

En ese mar de inseguridades recibi una llamada extraña. Era una chica que preguntaba por mí diciendo mi nombre completo.. me pareció extraño y cuando me habló de una "oferta" pensé que era laboral. Como en ese momento estaba conforme con mi trabajo (en realidad con vivir cerca a Jose) opté por ignorar a la chica y cortarla, pero rápidamente me dijo que se trataba de un curso de ingles intensivo, a distancia que se acomodaría a mis horarios y nivel de ingles. Pactamos una cita para cuando yo haya llegado a Lima.

Al llegar a Lima me envio un correo y se puso en contacto conmigo de manera casi inmediata, se llamaba Karen. Llegó a mi casa y me habló de un programa de inglés con métodos que empleaban la programación neurolingüística para su desarrollo, clases con grupos reducidos que desarrollaban técnicas visuales y orales que permitirían el aprendizaje. Sus palabras fueron "como ayuda de tus clases y hacerlas más amenas verás un sit com que hará que te diviertas y vayas aprendiendo". Lo escribió todo en un papel que cuando le solicité solo me dio la mitad en la que no habia escrito.

Hoy descubro que era todo una gran estafa y busco hacer justicia y desamarrarme de un contrato cohercitivo de la empresa Green Editores S.A., pero más alla de eso, busco hacer justicia de algo, busco hacer valer mis derechos y siento que estoy volviendo a ser yo, regreso a ser quien era hace algunos años, quien no se quedaba callada, quien no tenia miedo ni pereza de decir lo que pensaba, la chica que respiraba fuerte y hacia y decia lo que pensaba. Hoy día he dejado de temer y estoy recuperando esa fuerza inmensa que antes tenia y estoy muy feliz por eso. Y voy a seguir, porque quiero ser yo de nuevo , ahora mas segura, mas capaz mas alegre.

En definitiva una mujer fuerte y feliz.

Gracias Green, como instituto (o pseudo instituto) de inglés eres una gran ESTAFA, pero me has ayudado a recordar la persona que nunca he dejado de ser.

martes, 9 de agosto de 2011

Yo no se odiar

FOTO: tontería

Hace mucho tiempo, cuando tenía 11 años cambié. Siempre me había gustado ser libre, llevarme bien con casi todos, hacer lo que me pareciera, ser bromista, alegre y en sí vivía tranquila y felíz.

Pero un día un grupo de personas empezaron a hacerme sentir muy mal, tal vez una o dos pricipalmente. Yo no sabía cómo reaccionar, sólo me reía y trataba de disimular mi enojo y mi dolor. Cada día era peor. Se burlaron de mí, envenenaron mi corazón y yo a los 11 años les desee la muerte. Nació en mí un sentimiento oscuro y perverso y lo único que deseaba era verlos sufrir.

Pasaba los días imaginando cómo asesinarlos, pensaba que estar en la cárcel o reformatorio iba a ser mucho mejor que saber ue seguían existiendo en el mundo. Yo odiaba. Mi alma estaba envenenada, y me miraba al espejo y no reconocía a la persona que estaba ahí. Había muerto la niña que era y ahora solo habían rencores.

Conforme pasaban los años de vez en cuando había algo que me reordaba ese sentir, ya nada era igual y todos los días eran grises, sentía que ser felíz era imposible, que yo no merecía eso.

Un día, y con mucho temor me enamoré de alguien, tenía 16 años, y fue la primera vez en muchos años que me sentí diferente. Me miré al espejo y había recuperado una parte de mí. Quería ser otra, quería hacer todo bien por esa persona que me daba una fuerza mágica y especial. Yo me sentía especial.
Entonces, pude comparar todos esos años de tormento odiando, sitiendo rencores, con mi vida en ese momento y me di cuenta que odiar sólo me había conducido a ser infelíz, a llorar por dentro, a ser muy dura con las personas que quería, a tener siempre algo feo que decir. Había repelido amigos, familiares y de pronto había resucitado de todo eso.

El amor, efímero, se va. Las enseñanzas quedan.
Decidí no odiar.
Han pasado muchas cosas... tantas... pero nunca volví a odiar. Una vez estuve tan cerca de hacerlo que me alejé de la persona cerca de un año y no llegué a odiarle.
Ahora, no puedo odiar a José. No lo haré, no me sale hacerlo... pero volver a ser la misma y confiar de la misma manera, eso ya no creo que pase, ni con él, ni con nadie.